martes, 13 de septiembre de 2011
EL CÁNTARO AGRIETADO
Una anciana mujer china tenía dos grandes cántaros, cada uno colgaba de un extremo de un palo que transportaba apoyándolo en su cuello.
Uno de los cántaros tenía una grieta mientras que el otro estaba perfecto y siempre llegaba con la porción completa de agua.
Al final de un largo camino desde la fuente hasta la casa, el cántaro agrietado llegaba sólo medio lleno.
Durante dos años enteros esto fue sucediendo cada día, y la mujer llegaba a la casa con sólo un cántaro y medio de agua.
Por supuesto, el cántaro perfecto estaba orgulloso de su logro. Pero el pobre cántaro agrietado se sentía avergonzado de su imperfección y desgraciado por no poder cumplir más que la mitad de la tarea para la que había sido creado.
Después de dos años de lo que parecía un amargo fracaso, un día en la fuente el cántaro le habló a la mujer.
- "Estoy avergonzado de mí mismo porque esta grieta que tengo en un lado hace que el agua se pierda por el camino de vuelta a tu casa."
La anciana sonrió:
- "¿Te has dado cuenta de que hay flores en tu lado del camino, pero no en el lado del otro cántaro?
Eso es porque siempre he sabido tu defecto, así que planté semillas de flores en tu lado del camino y cada día, mientras caminamos de regreso, tú las vas regando.
Durante dos años he podido recoger estas bonitas flores para decorar la mesa.
Si no fueras como eres, no habría esta belleza para adornar la casa."
Uno de los cántaros tenía una grieta mientras que el otro estaba perfecto y siempre llegaba con la porción completa de agua.
Al final de un largo camino desde la fuente hasta la casa, el cántaro agrietado llegaba sólo medio lleno.
Durante dos años enteros esto fue sucediendo cada día, y la mujer llegaba a la casa con sólo un cántaro y medio de agua.
Por supuesto, el cántaro perfecto estaba orgulloso de su logro. Pero el pobre cántaro agrietado se sentía avergonzado de su imperfección y desgraciado por no poder cumplir más que la mitad de la tarea para la que había sido creado.
Después de dos años de lo que parecía un amargo fracaso, un día en la fuente el cántaro le habló a la mujer.
- "Estoy avergonzado de mí mismo porque esta grieta que tengo en un lado hace que el agua se pierda por el camino de vuelta a tu casa."
La anciana sonrió:
- "¿Te has dado cuenta de que hay flores en tu lado del camino, pero no en el lado del otro cántaro?
Eso es porque siempre he sabido tu defecto, así que planté semillas de flores en tu lado del camino y cada día, mientras caminamos de regreso, tú las vas regando.
Durante dos años he podido recoger estas bonitas flores para decorar la mesa.
Si no fueras como eres, no habría esta belleza para adornar la casa."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario